¿QUÉ ES LA FISURA?

La fisura labiopalatina comúnmente llamada “labio leporino” es una malformación adquirida desde el nacimiento que afecta al tercio medio facial.

Es la alteración más frecuente en el ser humano afectando a 2,9 de cada 10.000 recién nacidos.

Su origen actualmente se considera desconocido aunque se acepta que el principal factor es genético.

Se trata de una falta de fusión de los procesos embriológicos del recién nacido afectando a labio, paladar y suelo de las fosas nasales.

La fisura se puede presentar de manera aislada o acompañando de diversos síntomas, formando parte de un síndrome.

Esta alteración embriológica acarrea tanto repercusiones funcionales como estéticas importantes que requieren tratamiento por parte de varios profesionales.

¿QUÉ TIPOS DE FISURA NOS PODEMOS ENCONTRAR?

Existen multitud de clasificaciones de la fisura.

Ésta se puede manifestar de distintas formas: afectando únicamente al labio (de manera unilateral o bilateral) o haciéndolo conjuntamente al complejo labio – paladar duro – paladar blando (también unilateral o bilateralmente), siendo esta última la forma de malformación más severa.

Puede estar afectado solamente el paladar blando, que está situado próximo a la garganta, o incluir también el paladar duro, afectando además el maxilar.

POSIBLES COMPLICACIONES ASOCIADAS

La fisura labiopalatina puede provocar alguno de los siguientes inconvenientes:

  • Dificultades en la alimentación: el recién nacido puede tener problemas en la succión de alimento.
  • Pérdida de audición: a causa de posibles infecciones de oído provocados por una disfunción del conducto que conecta el oído medio y la garganta.
  • Retrasos del habla y en el lenguaje: causados por la afección del labio y la garganta.
  • Problemas dentales: potenciales incidencias en el normal desarrollo de la dentadura.

¿CÓMO SE TRATA LA FISURA?

El tratamiento de la fisura es complejo puesto que según el grado de afectación requerirá la colaboración de varios profesionales de la rama médica a parte del ortodoncista tales como el otorrinolaringólogo, el cirujano maxilofacial o el logopeda.

Cuando se detecta una fisura labiopalatina en un recién nacido debemos valorar el grado de afectación y, si es necesario, se coloca aparatología removible para facilitar la alimentación y el desarrollo del paladar del bebé.

Posteriormente, si la fisura afecta al paladar se procede al cierre primario mediante cirugía.

En muchas ocasiones el cirujano maxilofacial suplirá el defecto óseo con la ayuda de un injerto para facilitar el desarrollo del maxilar y la erupción dental.

El paciente fisurado debe ser controlado por el ortodoncista para evaluar el desarrollo del maxilar a lo largo del crecimiento y colocará aparatología si es preciso.

CONCLUSIÓN

La fisura labiopalatina es una alteración embriológica de origen desconocido que tiene distintos grados de afectación y debe ser controlada por el ortodoncista conjuntamente con un equipo médico desde el inicio hasta el final del crecimiento de nuestro paciente.

Dra. Natalia Prieto Peronnet

ODONTÓLOGA
Núm. Colegiado: 04/00-2096

Clínica López Giménez

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