¿POR QUÉ ALINEARSE LOS DIENTES?
La ortodoncia nació como una exigencia social: el ser humano exigía una dentadura bonita y bien alineada.
En el siglo XVIII los dentistas encontraron procedimientos mecánicos para mover los dientes.
En el siglo XIX se empezó a considerar la maloclusión como una enfermedad y su corrección parecía servir para mejorar la salud.
¿QUÉ ES LA MALOCLUSIÓN?
La maloclusión es una malposición dentaria de uno o varios dientes que puede generar problemas funcionales y/o estéticos, tales como pérdida prematura de dientes, problemas en la articulación temporomandibular (ATM) o enfermedad periodontal.
¿CUÁLES SON SUS POSIBLES CAUSAS?
Las principales causas que pueden crear problemas de maloclusión son:
¿CÓMO PUEDE TRATARSE?
En la actualidad hay un gran número de tratamientos que permiten tratar esta patología.
La ortodoncia transparente consiste en una serie de alineadores removibles de plástico transparente que desplazan los dientes poco a poco a la posición ideal.
El diagnóstico y la prescripción se realizan con tecnologías avanzadas de imagen digital por ordenador.
¿CUÁL ES EL PROCEDIMIENTO?
Primer paso
El paciente debe someterse a una valoración del estado oral y un estudio ortodóncico que cosiste en una exploración radiográfica, toma de medidas orales y fotografías intra e extraorales.
Antes de iniciar cualquier tratamiento de ortodoncia es imprescindible que el paciente tenga una boca perfectamente sana.
Segundo paso
Diseñar mediante un software digital la oclusión deseada.
A partir de ese momento se inicia el tratamiento con los alineadores transparentes.
¿QUÉ VENTAJAS TIENE FRENTE AL TRATAMIENTO CON BRACKETS CONVENCIONALES?
¿QUÉ DESVENTAJAS PRESENTA ESTE SISTEMA DE ALINEADORES?
¿SE PUEDE USAR EN TODOS LOS CASOS?
No puede ser utilizado en todos los casos.
Es por eso que debe siempre hacerse un estudio de ortodoncia previo y valorar cada caso individualmente.
Dra. Ana López Giménez
ODONTÓLOGA
Especialista en ortodoncia y malformación
Núm. Colegiado: 5.360
Clínica López Giménez / Fundació Nen Déu